En cada etapa de la vida, una correcta alimentación es sumamente importante. Pero puntualmente en el embarazo el efecto se traduce en mayores beneficios para la madre y su bebé, a corto y largo plazo.
Las recomendaciones alimentarias durante la gestación pretenden conseguir los siguientes objetivos:
1) Cubrir las necesidades propias de la mujer.
2) Satisfacer las exigencias nutritivas debidas al crecimiento fetal.
3) Preparar el organismo materno para afrontar mejor el parto.
4) Promover y facilitar la futura lactancia.
Se debe recordar que los nutrientes aportados deben ser suficientes para cubrir el requerimiento energético del embarazo, el crecimiento fetal y de la madre. Además, la alimentación debe ser completa, con el fin de evitar carencias que podrían perjudicar el desarrollo del embarazo o del feto.
Es importante hacer hincapié que los efectos de la obesidad trascienden en el embarazo, produciendo mayor riesgo de obesidad y diabetes en la infancia, adolescencia y en la vida adulta del hijo.
A partir del segundo-tercer trimestre las demandas nutricionales aumentan conforme avanza el embarazo.
Se produce un aumento de los requerimientos energéticos.
Se requiere un aumento del aporte proteico con proteínas de alto valor biológico.
Se debe prestar especial atención en los requerimiento de calcio, yodo, fósforo, magnesio y hierro, debido a que estos aumentan significativamente.
Se debe prestar especial atención en un consumo optimo de vitaminas y minerales, ya que estos también aumentan significativamente, en especial el ácido fólico.